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jueves, 16 de febrero de 2012

La última canción de la Sirena

Ayer recibí con pesar la noticia de que Gemma Mengual, la mejor nadadora española de todos los tiempos, se retiraba definitivamente de la alta competición. No es que nos pillara de sorpresa a los aficionados a la sincronizada: tras apartarse estos últimos años de las piscinas para ser madre, era bastante probable que su paréntesis se convirtiese en algo permanente. Sin embargo, no éramos pocos los que esperábamos que, al menos, pudiera prestar, en Londres 2012, un último servicio al deporte español, al que ha brindado 36 medallas europeas, olímpicas y mundiales, un palmarés del que muy pocas 'sirenas' pueden presumir.

Su leyenda comenzó justó aquí:



Aunque en Sydney no se cosechó ninguna medalla, Mengual, en compañía de Paola Tirados, logró una meritoria octava plaza. Sí, meritoria, pues España, por aquel entonces, no era más que una hormiguita en el mundo de la sincronizada, sobre todo comparada con potencias clásicas como Estados Unidos, Rusia, Japón o Canadá. Aquel humilde puesto le sirvió de acicate y, en cuestión de tres años, a base de mucho esfuerzo y dedicación, ya pudo auparse a un podio mundial:





Tres años, y ya había superado a todas las grandes potencias, con la salvedad de Japón y Rusia. Y, aunque en Atenas 2004 no se premió su gran esfuerzo con un metal (reservado a las americanas por razones "inexplicable"), los jurados sí supieron valorar su calidad en el Mundial del año siguiente, en el que incluso las temibles japonesas hincaron la rodilla ante ella:



Y el resto es ya historia del deporte español:















Destacando, sobre todo, dos grandes momentos, a saber, la plata que ganó en dúo en Pekín, la primera de la historia de España en unos Juegos Olímpicos:



Y la rutilante medalla de oro en Roma 2009, el primer título mundial (y hasta ahora único) que ha conseguido España en esta cita:



Quizá no fuera un afamado futbolista o tenista; rara vez ha acaparado las portadas de los periódicos deportivos. Sin embargo, eso no empaña la grandeza de esta grandísima nadadora, a la que todos echaremos mucho de menos. Muchas gracias por todo, Gemma. Quizá otras ocupen tu lugar, pero jamás serán tan grandes como lo has sido tú. ¡Nunca te olvidaremos!

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