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martes, 16 de agosto de 2011

¡Pues ahora montaré mi propio país!

¿Hastiados de España y su clase política? ¿Cansados de depender de la Unión Europea? ¡Pues estáis de enhorabuena! ¡Podéis crear vuestro propio país! Eso sí, no esperéis ser reconocidos por la comunidad internacional, aunque, ¿qué más da ese "detalle legal" cuando puedes formar parte del selecto club de micronaciones que existen hoy día en el mundo, como los Principados de Seborga o Sealand?

Para el que crea que me estoy inventando estos lugares (en plan la Robonia de Bender), que sepáis que son completamente reales. ¡Sealand tiene hasta moneda y sellos propios (que podéis ver a vuestra derecha)! A día de hoy, de hecho, hay más de 30 micronaciones, que surgen por la iniciativa de una o varias personas que deciden establecerse como estado independiente, ya sea por motivos económicos, políticos, ideológicos o turísticos, si bien, como ya he dicho, no son reconocidas por nadie y no son más que una mera anécdota en el panorama internacional.

En España, lamentablemente, no disfrutamos todavía de ningún caso, no como en el Caribe, Estados Unidos, Reino Unido, Italia... Ahora bien, estamos íntimamente conectados con el caso del Principado de Sealand, puesto que una inmobiliaria española se está encargando de gestionar la "sucesión" en el trono (Sealand está en venta, por si os interesa). Asimismo, un grupo de falsificadores de nuestro país se encargó de manufacturar y distribuir los pasaportes de Sealand, que, en 1997, fueron revocados por su Alteza Real el Príncipe Rey Paddy Roy Bates debido a la gran cantidad de documentos que llegaron a circular por Europa (más de 150 mil).

Sealand es, posiblemente, el caso de micronación más famoso. En su origen, Sealand no era más que una fortaleza marina, construida por el ejército británico durante la II Guerra Mundial en el Mar del Norte. En 1956 fue abandonada por completo y así permanecería durante 11 años, hasta que a un presentador de una radio pirata, Paddy Roy Bates, le dio por ocuparla y declararla independiente del Reino Unido. Al año siguiente, Michael Bates, hijo de Paddy, tuvo que acudir a los tribunales para responder de un ataque que llevó a cabo sobre un buque de la Armada británica; los jueces, aun así, declararon que la plataforma se hallaba fuera de las aguas territoriales inglesas, por lo que desestimaron el caso, una sentencia en la que se apoya la familia Bates para reafirmar su autoproclamada soberanía.

Sealand llegó a emitir su propia moneda, el dólar, en 1972, y recientemente, gracias a Correos de España, logró poseer sellos de curso legal. Hasta cuentan con una bandera y un himno nacionales (aunque Bates sigue siendo ciudadano británico :P):



Existen otros casos mucho más peculiares. Por ejemplo, en Chequia se fundó en 1996 el Reino del Otro Mundo, una monarquía absoluta en la que sólo pueden regir las mujeres. Es más, los hombres estamos totalmente sometidos a ellas en sus fronteras, las cuales están fuertemente inspiradas en la ideología sadomasoquista. Un poco más lejos, en Australia, se creó en 2004 el Reino gay y lésbico de las Islas del Mar del Coral, como forma de protesta de un grupo de homosexuales por la prohibición de los matrimonios entre personas del mismo sexo aprobada por el parlamento oceánico. Mientras tanto, en Maine (Estados Unidos), una organización internacional que lucha por la recuperación de la cultura y la administración romanas, ha fundado Nueva Roma, la cual ha sufrido recientemente una fuerte despoblación.

Y es que no todas las micronaciones acaban bien. En 1993 un granjero se separó de Australia para establecer el Principado de Marlborough, de modo que el banco no pudiera desahuciarlo tras declararse en la bancarrota. La experiencia apenas duró unos días, lo que tardó la policía australiana en apresarlo y quitarle la idea a base de cachiporra. Unos 20 años antes, también en Oceanía, un millonario de Las Vegas llamado Michael Oliver creó una serie de islas de forma artificial para albergar a la República de Minerva. Apenas unos meses después, el ejército de Tonga entró en dichos territorios y los reclamó para sí con el beneplácito del resto de países oceánicos (y, aunque ha habido intentos de recobrarla, Tonga ha expulsado sin contemplaciones a cualquiera que tratase de apoderarse del archipiélago). Otra isla surgida de la nada, llamada De las Rosas, fue destruida por el ejército italiano, al temer el Gobierno transalpino que su fundador, Giorgio Rosa, sólo quería evadir impuestos.

Mis favoritas, con todo, son aquellas micronaciones que han aparecido como queja a los Ejecutivos nacionales o regionales. De este modo encontramos la República de Aramoana, una comunidad neozelandesa que se separó por la construcción de una fundición de aluminio cerca de sus tierras; la Hajdučka República Mijata Tomića (Bosnia), que decidió escindirse debido al pésimo servicio de suministro de electricidad que recibía desde hacía bastante tiempo; o el Estado Independiente de Arroyo del Arco Iris, que abandonó las fronteras de Australia tras una inundación (mal gestionada por la agencia australiana del agua, según sus fundadores) que provocó muchísimos daños.

Así que ya lo sabéis. Si no estáis de acuerdo con las medidas políticas de vuestros Ayuntamientos, Gobiernos autonómicos o el Ejecutivo nacional (o lo que sea, que excusas siempre hay), buscaos una buena franja de terreno y animaos a crear vuestra propia micronación. ¡Con casino! ¡Y furcias!

1 comentario:

Alt dijo...

¡Qué bueno! El de Sealand es grandísimo, rey de su isla, pero ciudadano británico jajaja.

¿Pues no estoy yo en un talan? La micronación de Lothlórien puede nacer aquí y ahora mismo. ¡Y estáis invitados! ¡Con vino! ¡Y elfos! Es más... ¡Paso de Lothlórien!