Este 2010 que ya acaba ha traído consigo múltiples pérdidas en el campo de la cultura y la comunicación: Saramago, Delibes, Labordeta... La última se produjo ayer mismo, y fue especialmente dolorosa para nuestro derecho a la información. Después de 11 años ininterrumpidos de noticias, análisis y opinión, CNN+ ponía fin a su emisión con las siguientes imágenes, a continuación de las cuales Mediaset, su nueva dueña, tuvo la cortesía de ofrecer su "particular" despedida:
Bienvenidos al futuro de la televisión, amigos míos. La información sustituida por el espectáculo más deleznable que existe en nuestras pequeñas pantallas. Según Paolo Vasile, consejero delegado del grupo italiano que también posee Telecinco y Cuatro, la decisión de clausurar CNN+ se ha tomado por razones económicas (al parecer, la emisora acumulaba una deuda millonaria), pero, ¿realmente podemos ponerle precio a las noticias? ¿De verdad podemos prescindir de estar debidamente informados sobre los acontecimientos de España o el mundo, pero no de las tonterías que hacen cuatro fracasados que se encierran, cual 'okupas',
en una casa para no dar palo al agua? ¿En serio ésta es la televisión que queremos?
Pues sí, así es. La cuota de pantalla de CNN+ no superaba el 1%, mientras que un canal 24 horas de Gran Hermano gozará de audiencias elevadísimas (o, por lo menos, un poco más altas). ¿Y acaso el público ha protestado por este brusco cambio? No, en absoluto. A nadie le importa que un medio informativo desaparezca. La gente sólo desea carnaza, gritos, peleas insustanciales, mucho fútbol y mucha Belén Esteban. Lo demás es superfluo y, por ende, innecesario. Nadie quiere conocer la verdad; nadie desea informarse de lo que realmente ocurre a nuestro alrededor. Con escuchar las opiniones de nuestros "líderes" (llámense ZP, Rajoy o Esteban), nos basta y nos sobra. ¿Y qué más da si cientos de periodistas se van al paro? Total, sólo han estudiado una carrera y mogollón de cursos y másters para formarse, se han pasado varios años trabajando gratis como becarios
y se han ganado su puesto a base de matarse a trabajar día sí, día también. Cualquiera puede hacer su función, ¿no es así?
El periodismo está prácticamente muerto en España. Y si seguimos por este camino, pronto será una profesión denostada y, a todas luces, inservible, al haber perdido la función para la que nació. Pero a nadie le preocupa que eso suceda. Como ya he dicho, cualquiera puede escribir, ponerse delante de una cámara o detrás de un micrófono; dará igual que sólo diga o redacte sandeces, que su información no sea contrastada o que incluso cometas faltas graves de ortografía o expresión. La noticia, como producto, no se valora nada, no tiene trascendencia alguna y, por consiguiente, ¿qué importa quién la conciba? A fin de cuentas, ¿para qué sirve estar informado? ¡Que viva la Esteban y Guardiola, y a tomar vientos lo demás!
P.D.: Vaya desde aquí toda mi solidaridad para los compañeros de CNN+. ¡Mucho ánimo, muchachos!